La imagen de tu predio y sus productos, es una percepción del “qué se hace y cómo se hace” desarrollada por tu comunidad (empleados, vecinos, clientes, proveedores, etc.).
La percepción de un producto, marca o empresa gatilla una actitud a favor o en contra. Puede incidir positiva o negativamente en la rentabilidad de tu negocio. Es un sentimiento individual y muy personal, que depende de varios factores: sociales, emocionales, experiencias previas, prejuicios, paradigmas, entre otros.
Si la percepción de la calidad de tus productos es buena, gatillará demanda. A mayor demanda, mejores precios. En la práctica, esto se puede traducir en varias exportadoras o distribuidores con buenas ofertas para comercializar tus productos.
Si la percepción del “cómo hacen las cosas” es buena (sustentable, sano, justo, innovador, …), tus productos adquieren mayor valor. Esto quiere decir que, a igualdad de calidad, tus productos deberían tener mejor precio o se venderán con mayor facilidad (importante cuando hay sobreoferta). En el mejor de los casos, puedes llegar a nichos dispuestos a pagar sobreprecios por productos de mayor valor.
Ojo, una buena percepción de tu empresa también permite un mayor poder de negociación con proveedores. Se logran beneficios como mayor acceso a crédito, mejores plazos y/o prioridad en entregas.
La promoción busca destacar características o beneficios especiales (diferenciadores) a favor de tu producto, con el objeto de interferir en la actitud (comportamiento), aumentando y/o gatillando acciones como “ventas”. Se puede promocionar desde un “descuento especial” hasta vivir una “experiencia inolvidable”. Por ejemplo; “Prueba el vino más austral del mundo”, “Las mejores manzanas de la VII Región”, “Tomates variedades nativas”. En estos casos el precio puede superar significativamente el valor de la calidad.
La publicidad difunde un mensaje, para gatillar un accionar por parte de los clientes objetivo. La publicidad permite dar un empuje, fuerza, presencia, familiaridad y posicionamiento al producto o la marca. Esto puede ser el simple empleo de la marca en los uniformes, camionetas, infraestructuras, hasta el desarrollo de un plan de medios.
El marketing interno se preocupa de tus principales clientes, los empleados de la empresa. Son los primeros que deben creer en los beneficios y aspectos diferenciadores de tus productos. Todos son embajadores de la marca. Por otra parte, la cultura de una empresa (principios, valores, comunicación, interacción, procesos, entre otros), incide directamente en la identidad de ésta y, en consecuencia, en la imagen que transmite.
El marketing, a través de estudios y evaluaciones de proyectos, es el que ayuda a tomar decisiones estratégicas, tales como qué y cómo producir.
Si tu empresa agrícola genera productos únicos, de calidad y valor, en un ambiente laboral grato, justo y desafiante, entonces puede ser percibida como una buena “marca empleadora”. Tendrás acceso a contratar a más personas talentosas…. Y un equipo de personas talentosas, probablemente te ayuden a producir más, mejor y a un menor costo, cerrando un ciclo virtuoso.
GABRIEL RAFFO CALDERÓN
Ing. Agrónomo – Nº reg: 5331
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